Cuando nos embarcamos en un proyecto, sea de la índole que sea, pasamos por diferentes etapas. Hay etapas en las que, aún habiendo mucho trabajo por hacer, trabajamos con foco y de una forma consciente. Nos sentimos productivas y disfrutamos con cada uno de los pasos que vamos dando.
Pero hay otros momentos en los que un torbellino de trabajo, presiones y tareas a medias de hacer te envuelve, te hace perder la perspectiva del proyecto y perder el control del mismo.
Todas, en alguna ocasión, nos hemos sentido divagando entre tareas y presiones. Solo haciendo, haciendo y haciendo y olvidándonos del verdadero por qué del proyecto.
Y es en estos momentos, en los que necesitamos recuperar el control de los proyectos, donde comienzan a cobrar sentido los llamados anclajes.
Pero, ¿qué son los anclajes en la gestión de proyectos y por qué son importantes?
Yo no me había dado cuenta hasta hace bien poco de lo tan importantes que son estos elementos. Por ello, en este artículo quiero profundizar en ellos. Vamos a desgranar la relevancia que tienen para no perder la perspectiva de los proyectos y, lo que es más importante, para que nosotras nos sintamos tranquilas y disfrutemos del proyecto que tenemos entre manos.
¡Comenzamos!
Si realizamos una búsqueda profunda en la definición más científica sobre qué son los anclajes, vemos que estos están considerados una técnica de PNL (Programación Neurolingüistica) y que ayudan a situarse en un estado emocional concreto.
De forma inconsciente estamos expuestos a anclajes. Te pongo a continuación dos ejemplos para que sepas de lo que estoy hablando:
Por tanto, por definición de la propia PNL, definimos un anclaje como el proceso consciente de asociar una respuesta a algún elemento mental o físico.
Cuando somos conscientes de que podemos utilizar los anclajes para cambiar nuestro estado emocional frente a una situación negativa, es cuando cobra sentido el saber y conocer de estas piezas clave para poder encauzarnos en las situaciones más complicadas.
Para crear un anclaje frente a una situación negativa, de estrés o en la que sientas que pierdes el norte, lo primero que hay que hacer es identificar en qué estado quieres estar cuando lleves a cabo el anclaje.
Si hablamos de crear un anclaje que te ayude a mantener el norte y recuperar el control en la gestión de tus proyectos, te voy a poner como ejemplo mi propia experiencia para que lo veas claro.
Yo tenía claro que ante situaciones de estrés y descontrol mientras que llevo a cabo un proyecto, lo que quería sentir era justamente lo contrario:
En definitiva, me tomé mi tiempo para conocer y sentir exactamente cómo me quería sentir en esos momentos de estrés y descontrol.
Después busqué un disparador que inmediatamente me trasladase a esas sensaciones positivas cuando estuviese pasando por esa situación negativa de estrés y descontrol. En mi caso, mi disparador es pensar en una brújula. Para mi la brújula representa el no perder el norte y pensar que, sea cual sea el camino que esté transitando en ese momento, con mi brújula no voy a salirme del camino. Es visualizar una brújula en mi mente y, de forma automática, el estado negativo por el que estuviese pasando en ese justo momento se relaja y yo entro en calma.
Pero Cristina, ¿qué puedo usar como anclaje para sentir yo también ese estado de relajación y calma cuando me estreso y pierdo el control? Seguramente te estás haciendo esta pregunta porque, en ocasiones, no es tan sencillo encontrar ese elemento ancla que nos devuelve a la serenidad.
Vamos a ver en los siguientes puntos una clasificación muy sencilla para definir los cuatro tipos de anclajes con los que te puedes encontrar. Te invito a ahondar en cada uno de ellos para que encuentres ese tipo o esa combinación de tipos que hacen que vuelvas a tu ser y a ese estado positivo en el que quieres estar cuando pierdas el norte en tus proyectos y quieres recuperar su control.
Bajo mi punto de vista, creo que el primer tipo de anclaje con el que nos encontramos es, precisamente, la esencia de haberte embarcado en un proyecto. Conocer el por qué del proyecto y el para qué.
Muchas veces confundimos el por qué hemos comenzado un proyecto del para qué lo hemos comenzado. Conocer la diferencia, así como tener claro para nuestros proyectos cuál es su por qué y su para qué, te va a ayudar no solo a motivarte y a encontrarle el sentido a tu proyecto sino a tener un anclaje fuerte y sólido en esos momentos de negatividad y descontrol por los que irremediablemente todas pasamos.
El por qué lleva nuestra mente al pasado, a las causas racionales que nos llevaron a embarcarnos en un proyecto. Ayuda a justificar los motivos por los que hemos empezado un proyecto. Por ejemplo, imagínate que eres profesora de yoga y has empezado el proyecto de crear una membresía para impartir tus clases vía online. El por qué de haber empezado ese proyecto es porque necesitas generar ingresos para poder comer, pagar las facturas, el alquiler…
El para qué traslada nuestra mente al futuro. Despierta el verdadero significado de lo que hacemos e impulsa a hacer lo que hacemos desde nuestro interior, desde nuestro corazón. Si seguimos con el ejemplo de la profesora de yoga, el para qué de crear una membresía para impartir tus clases vía online podría ser que quieres dar a conocer al mundo el yoga como filosofía de vida o para vivir de lo que realmente te apasiona.
Si trasladamos esta reflexión del por qué y del para qué a un lenguaje aún más entendible, el por qué apunta a las causas, muchas veces externas, que te llevan a embarcarte en un proyecto y el para qué te pone en un contexto de significado, propósito y posibilidades infinitas. El para qué es lo que te lleva a levantarte por la mañana y vivir con conciencia, entusiasmo y pasión por tu vida.
Leído de esta forma, puedes pensar qué sentido tiene entonces el por qué. El por qué es algo más terrenal, racional e incluso externo que no nos lleva a interiorizar en las verdaderas razones por las que comenzamos un proyecto.
Pero no, no hay que perderlo de vista.
Si somos realistas, efectivamente, el para qué es ese impulso que nos va a ayudar a levantarnos por la mañana y tener entusiasmo por nuestro proyecto; pero los elementos terrenales, los por qués, no los debemos olvidar. Debemos seguir pagando las facturas, el alquiler, comer…
Entonces, ¿dónde está el equilibrio? ¿dónde podemos encontrar el anclaje en todo esto?
Pues precisamente es en la intersección entre el por qué y el para qué donde está el verdadero anclaje. Contar con un proyecto que sea motor para levantarnos por la mañana, vivir con consciencia y entusiasmo por la vida y que a la vez te ayude a generar unos ingresos que te permita seguir pagando tus facturas es el verdadero reto y, en consecuencia, ahí se encuentra el verdadero anclaje:
A la hora de encontrar ese algo que nos sirva de ancla en los momentos de desconexión con nosotras mismas mientras gestionamos nuestros proyectos y que a la par nos ayude a recuperar su control, sin duda lo primero que nos viene a la mente es un elemento físico.
Y es que las personas somos mucho de palpar y de sentir, por lo que no es descabellado pensar que un elemento físico pueda hacernos volver al estado de serenidad y tranquilidad que tanto ansiamos.
Muchas veces, sin darnos cuenta, ya contamos con un ancla físico que nos ayuda a respirar hondo, recapacitar sobre cierta situación y serenarnos.
¿Cuántas veces te has encontrado nerviosa tocando un bolígrafo, por ejemplo, buscando tranquilizarte y sosegarte ante una situación de estrés? Eso es sin duda un anclaje.
A la hora de buscar un anclaje físico de forma consciente, mi recomendación es que busques un objeto pequeño, que te guste y que signifique algo para ti. Cómo en el ejemplo anterior, este podría ser un bolígrafo, una pequeña figura… algo que sepas que siempre vas a tener a mano para poderlo tocar cuando lo necesites.
Hay otra forma de contar con un anclaje físico, si bien no es para todo el mundo. Son los tatuajes. Conozco muchísimas personas que tatúan en su cuerpo símbolos, imágenes o palabras que las usan de anclaje. Lo usan como recordatorio permanente para volver a ese estado de paz y tranquilidad que quieren estar tras sus tormentas.
A mi, personalmente, me gusta mucho esta forma de anclaje. Pero también es cierto que hay que seleccionar con cuidado qué es lo que queremos tatuarnos y el significado que va a tener porque al final, un tatuaje es para toda la vida.
Existen otros tipos de anclajes que son más acciones que realizamos de forma inconsciente para intentar relajar nuestra mente en momentos de estrés en nuestros proyectos.
Estoy 100% segura de que has utilizado estos anclajes en alguna ocasión. Pero ser conscientes de ellos y detectar cuándo los vamos a necesitar, nos ayudará a conocernos más a nosotras mismas.
¿No te ha pasado que, estando agobiada con un proyecto o con una situación, has decidido respirar hondo, salir del lugar y tomarte un descanso? Y, cuando has vuelto a tu proyecto, ¿no has sentido que te encontrabas en un estado más sereno y tranquilo?
Efectivamente, el tomar descansos y desconectar durante unos minutos son los que yo llamo anclajes reset.
Hacer descansos de forma habitual durante nuestra jornada laboral es 100% recomendable. Te ayuda a despejar la mente, a cambiar de registro durante unos minutos y cuando retomas el trabajo, lo haces con otro ánimo y te ayuda a recuperar el control de tus proyectos. Esto es algo que deberíamos hacer todas en nuestro día a día.
No obstante, tomar el descanso como un anclaje es principalmente útil en esos días en los que estás tan inmersa en un proyecto que te tiene tan absorbida y que no te deja ver las cosas en perspectiva.
Mi recomendación es que no esperes a que el trabajo te arrastre en esa espiral de estrés y malestar que todas conocemos. No.
Mi recomendación es que hagas del descanso algo obligatorio durante tu jornada laboral y que a la vez te sirva de anclaje reset para coger aire, recuperar el control y perspectiva con respecto a los proyectos en los que estés trabajando en ese momento.
Aquí te dejo dos ideas de anclajes reset que yo llevo a cabo en mis días laborales que espero que te sirvan a ti también de inspiración:
Por último, existe otro tipo de anclajes que me ayudan a volver a mi centro y a un estado de tranquilidad después de un día en el que me he visto colapsada y estresada gestionando mis proyectos. Son los anclajes de autocuidado.
Todas sabemos que el autocuidado o selfcare tendría que ser una parte muy importante de nuestro día a día. Dedicarnos un rato consciente que nos permita recobrar la energía y sentirnos bien con nosotras mismas.
Por desgracia, la mayoría de las veces nos relegamos al último lugar después de nuestra larga lista de tareas. Nos sacrificamos nosotras si un imprevisto u otras tareas se comen nuestro día.
Y, ¿dónde encajar este tipo de anclajes cuando estamos inmersas en un proyecto o bien, estamos ayudando a gestionarlo? Pues muy sencillo: son los anclajes los que nos van a ayudar a qué, cuando terminemos un día, hagamos un cambio total de contexto.
Con estos anclajes ayudas a tu mente y a tu conciencia diciéndole que tu jornada laboral ha finalizado. Que las preocupaciones que tenías por tus proyectos las dejas para el día siguiente a favor de ser tú ahora, conscientemente, la protagonista de las acciones que llevas a cabo.
Las actividades de autocuidado que podemos realizar para lidiar de una forma sana con nuestros proyectos son tantas como personas hay en el mundo. Cada una tiene que buscar esa actividad o actividades que le hacen recargar energía.
No obstante, aquí te dejo tres ideas de actividades de autocuidado que puedes empezar a realizar por ti y para ti desde hoy mismo para recuperar la energía y volver a ese estado de tranquilidad tras un día complicado gestionando tus proyectos:
Cómo ves, estos anclajes tienen muchísimo que ver con el concepto de Afilar la Sierra que pudiste leer en este artículo del blog. Del hecho de que debemos estar bien nosotras mismas, cuidarnos, para dar lo mejor de nosotras a los demás y a nuestros proyectos.
Como ves, existen varias formas de volver a un estado positivo, coger perspectiva y recuperar el control de tus proyectos cuando te encuentras inmersa en la vorágine de tu día a día.
¿Cuál sería el mejor anclaje? Bajo mi punto de vista, lo mejor es tener una combinación de todos. Lo importante es aprender a contar con estos elementos que te hagan volver a tu centro, a tu tranquilidad y a tu calma en esos momentos en los que te sientes perdida.
Ahora cuéntame, ¿sabías que podías utilizar la técnica de los anclajes en la gestión de proyectos? Si utilizas alguno de los que te he contado y no sabías que eran anclajes, me encantaría que me lo contaras 🙂
Fuentes de consulta: