En la sociedad en la que vivimos, nos han acostumbrado al hacer, hacer y hacer. Nos han enseñado que ser productivos «produciendo» es la clave del éxito.

En redes sociales, blogs, foros y otros círculos nos hablan de la importancia de organizarnos y planificarnos para poder llegar a todo.

Todo esto está fenomenal pero ahora, yo te pregunto…. ¿te has parado a reflexionar sobre la verdadera herramienta que va a hacer que puedas con todo? ¿No sabes a qué herramienta me refiero?

La principal herramienta que tienes para trabajar ERES TU MISMA y si tú no cuidas de ti, ya puedes intentar dar todo de ti en tus proyectos que estos nos van a salir adelante.

A continuación quiero contarte la importancia que hay en dedicarnos tiempo a afilar la sierra. Sí, en un par de minutos vas a saber el por qué de este término y por qué deberías tomarte en serio el dedicar tiempo para ti y para llenarte de cosas que te suban los niveles de energía.

¿Qué encontrarás aquí?

Mi experiencia descubriendo «a la fuerza» que necesitaba afilar la sierra

Hace un año más o menos, cuando comenzó el confinamiento por el coronavirus, me sumergí en una vorágine en mi trabajo por cuenta ajena en el que estaba día, mañana, tarde y noche trabajando. Recién nos habían confinado, nuestro mundo se puso patas arriba en cuestión de unos días y había que hacer un esfuerzo adicional porque las circunstancias lo requerían.

Recuerdo que pasaban los días y mi cuerpo y mi mente se iban sintiendo cada vez más cansados, pero no quise hacer caso a las señales: este revés nos estaba poniendo a prueba y teníamos que dar todo de nosotras.

Estuve semanas enteras sin descansar e incluso decidí aparcar un poquito este proyecto, porque al final estaba sintiendo que no podía con todo.

Comencé incluso a cuestionarme el camino que quería seguir con este proyecto pero al no permitirme descansar, no estaba dejándome el espacio suficiente para reflexionar y escucharme a mi misma.

Fue entonces cuando me apunté al grupo de mastermind de Ester de @lady.meraki donde, a través de 4 sesiones quincenales, acabé concluyendo eso que estaba sintiendo y que no me estaba permitiendo: necesitaba permitirme descansar. Primero porque física y mentalmente no podía más y, segundo, porque ese descanso me iba a permitir darme cuenta de que necesitaba hacer un cambio en el enfoque de este proyecto y que ello me iba a permitir ser yo, con mi esencia.

Creo que más o menos te haces una idea de cómo el no permitirme descansar me afectó más allá del descanso que necesitaba.

Y cuando fui consciente de ello, decidí investigar más a fondo…

El hábito de Afilar la Sierra

Por esas fechas me estaba yo leyendo el libro de Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, de Stephen R. Covey. Este libro trata de cómo gestionar 6 hábitos, 3 en los que se trabaja para ser independiente y otros 3 en los que se trabaja la relación con los demás o la interdependencia. No voy a entrar en este artículo en estos 6 hábitos porque dan para hablar de ellos largo y tendido.

Del hábito del que sí voy a hablar y del que trata este artículo es del hábito número 7: Afilar la Sierra.

Este hábito habla de que todos los seres humanos deberíamos tomarnos el tiempo suficiente para mejorar. Reservarnos algunas horas a la semana para capacitarnos y aprender algo nuevo.

En el libro, se explica este hábito con un cuento para que lo entendamos mejor. Te lo cuento a continuación.

El Cuento del Leñador

Había una vez un leñador que se presentó a trabajar en un aserradero. El sueldo y las condiciones eran buenas a si que el leñador decidió dar todo de sí y poner al servicio del aserradero toda su experiencia.

El primer día, el capataz le dio una sierra y le asignó una zona de trabajo. El hombre, entusiasmado, salió al bosque y en un solo día cortó 18 árboles.

Animado por las palabras del capataz, decidió mejorar su propia marca y esa noche se fue a dormir bien temprano para descansar…

Se levantó antes que nadie y se fue al bosque y, por más que puso su empeño, ese día no fue capaz de cortar más que 15 árboles.

Triste por el poco rendimiento, decidió irse a acostar con el atardecer.

Al despertarse, decidió superar su propia marca de 18 árboles y se puso a trabajar. Pero ese día solamente cortó 10 árboles.

Al día siguiente fueron 7, luego 5 hasta que el último día de esa semana acabó cortando solamente 2 árboles.

No entendía qué le estaba pasando. Él se sentía bien físicamente.

A si que agotado y por respecto a quiénes le habían ofrecido el puesto de trabajo, el leñador decidió presentar su renuncia al capataz.

– Señor, no sé que me pasa y no entiendo por qué, pero he dejado de rendir en mi trabajo.

El capataz, que era un hombre muy sabio, le preguntó:

– ¿Cuándo fue la última vez que afilaste la sierra?

– ¿Afilar? Jamás lo he hecho. No tenía tiempo de afilar mi sierra. No podía perder tiempo en eso. Estaba muy ocupado cortando árboles…

La importancia de cuidarnos a nosotras mismas

El Cuento del Leñador nos habla de la importancia de cuidarnos a nosotras mismas para ser más productivas.

Podemos trabajar en todos los hábitos y proyectos que queramos que, si no dedicamos tiempo a nosotras mismas, a afilar nuestra sierra, no podremos rendir en ninguno de los propósitos que nos enfrentemos.

A veces nos olvidamos de que nuestra principal herramienta de trabajo somos nosotras mismas y que si nosotras no estamos bien, ni nuestros proyectos personales ni profesionales saldrán bien…

Por desgracia, somos muchas las que nos damos cuenta de la importancia de dedicarnos tiempo a nosotras a la fuerza. Bien porque hemos llegado a un límite en el que no podemos más o bien porque el cuerpo nos comienza a mandar señales de que hay algo que no está bien.

Por eso es importante ser conscientes de la necesidad de afilar la sierra en varios ámbitos y darnos el tiempo suficiente a lo largo de la semana para recargar energía y así poder ser más productivas.

Además, afilar la sierra nos va a permitir contar con un anclaje de los que yo llamo, de autocuidado para poder recuperar el control en momentos de estrés y descontrol en tus proyectos.

A continuación te paso a contar las cuatro dimensiones que tenemos que cuidar y que nos ayudarán a afilar la sierra.

Las cuatro dimensiones de autocuidado para afilar la sierra

Dimensión física

La dimensión física hace referencia al cuidado del cuerpo. Hacer ejercicio de forma regular, descansar lo suficiente, tener una alimentación adecuada…

Dimensión socio-emocional

La dimensión socio-emocional trata de la interacción que tenemos con los demás. Tener una conversación interesante, cultivar buenos valores…

Dimensión mental

La dimensión mental consiste en mantener aguda la menta. Leer, formarse, mantenerse actualizado, aprender una nueva habilidad, asistir a seminarios, organizarse, planificar…

Dimensión espiritual

La espiritualidad se asocia de forma errónea con la religión. Y nada más lejos de la realidad. La dimensión espiritual hace referencia al compromiso con nuestros valores. Meditar, escuchar música, disfrutar del arte, aportar valor a los demás… son actividades con las que estamos desarrollando esta dimensión.

Cómo incorporar las cuatro dimensiones a tu día a día para sentir que estás «afilando la sierra»

Pero Cristina, con todo lo que tengo que hacer en mi día a día, ¿Cómo incorporo todo esto en mi planificación?

Seguro que te estás haciendo esta pregunta.

Pues bien, no hace falta que intentes incorporar todas las actividades a la vez. Ni mucho menos.

Elige una sola actividad de cada dimensión y crea el espacio en tu semana para trabajar en ella.

Por ejemplo, de la dimensión física puedes decidir comenzar a comer una pieza de fruta en el desayuno todos los días. Proponte leer 30 minutos todos los días para trabajar la dimensión mental y cultiva unos buenos valores y ponlos en práctica en cada acción que hagas para trabajar la dimensión socio-emocional y espiritual.

Son pequeñas acciones que te ayudarán a cargarte de energía y, en consecuencia, ser más productiva en todos tus proyectos, sean personales o profesionales.


Para dar lo mejor de nosotras mismas en todos los proyectos en los que nos embarquemos, es necesario cuidar las cuatro dimensiones que hemos visto más arriba.

Tenemos que ser conscientes de que somos nuestra principal herramienta y nos tenemos que permitir el tiempo necesario para trabajar en nosotras. Tenemos que permitirnos el afilar la sierra.

¿Conocías el concepto Afilar la Sierra? ¿Alguna vez te ha pasado que has llegado a olvidarte de ti y que, al igual que el leñador, has visto que tu rendimiento bajaba por no pararte a afilar la sierra? Me encantará saber tu opinión tu experiencia : )

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Cristina Carracedo González - OBRAMAT | LinkedIn